
Cuando hablamos de sectas nos referimos a grupos o movimientos de estructura piramidal, donde por encima de todo se sitúa la figura de un líder carismático autoproclamado...
Una secta puede ser muy numerosa o tener tan sólo una decena de adeptos. Por otro lado pueden presentarse de formas muy diversas: como asociaciones civiles, culturales, grupos científicos, religiosos, filosóficos, políticos, terapéuticos, de crecimiento personal, etc. Es decir, no es el número de personas, ni sus doctrinas lo que define la define
Tienden a desplegar procedimientos de influencia coercitiva sobre la mayoría de sus miembros (manipulación psicológica) y se encaminan a controlar varios aspectos de la vida de sus seguidores
Por lo general, las sectas se defienden argumentando que “son perseguidas por sus creencias”. No debemos perder de vista que el problema de las sectas no son sus ideas sino sus prácticas basadas en la ocultación, el engaño y el control de la personalidad. Los principales motivos de preocupación hacia las sectas son los siguientes:
1. Muestran una estructura jerárquica autoritaria, bajo la forma de un “líder-gurú” o de una organización que ha legado el mensaje del fundador.
2. Utilizan a las personas como instrumentos, empleando sus capacidades y recursos en beneficio de los objetivos ocultos del grupo.
3. Emiten promesas de todo tipo: desarrollo personal, mejora de las relaciones, poder económico, sanación, etc.
4. Enmascaran sus finalidades reales, que no coinciden con las que ofrecen externamente
5. explotan las inquietudes y las necesidades de las personas, favoreciendo simultáneamente sentimientos de culpabilidad, miedo al abandono del grupo, etc.
6. Comportan unos riesgos variables en relación con la autonomía personal, la salud, la educación, etc.

